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Dri: “El Concilio Vaticano II cambió obediencia por diálogo”

El Concilio Vaticano II, del que el jueves se cumplen 50 años, fue "la oportunidad histórica que la iglesia católica tuvo para cuestionar su propio poder, cambiar obediencia por diálogo, y poner al pueblo en el centro de la relación con Dios", reivindicó el teólogo y filósofo.


En diálogo con Télam, Rubén Dri, que se ordenó sacerdote durante el papado de Juan XXIII e integró el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo durante su trabajo pastoral como cura en Resistencia, Chaco, aseguró que "el Concilio nos hizo sentir que estábamos vivos, nos dio la posibilidad de dejar de estar apartados dando un mensaje prácticamente de muerte".

Para Dri, que dejó la función sacerdotal en 1976, "la iglesia, que hasta antes del Concilio Vaticano II se había comportado como una fortaleza, empezó a plantear una nueva relación entre Dios y su pueblo, lo que significó abrir las compuertas y cuestionar el propio poder eclesial", sostuvo al intentar definir con precisión el alcance del sínodo de obispos que se reunió en Roma, entre 1962 y 1965.

A partir de ese momento, explicó Dri, "la iglesia, que se definía ya no como una institución integrada solo por obispos y sacerdotes sino por el pueblo de Dios, inició un proceso de democratización interna, y buscó dar respuestas al mundo desde una concepción teológica diferente".

"La iglesia nueva que se empezaba a vislumbrar iba a romper con la concepción individualista que le daba al obispo todo el poder para manejar su diócesis, sin un proyecto común, sin una pastoral", recordó.

Para Dri, "en América Latina, donde se venían gestando movimientos de liberación contra el poder de las oligarquías, el Concilio abrió la posibilidad de avanzar hacia la construcción de una iglesia viva, comprometida con el mundo".

Más tarde, la encíclica "Popularum Progressio" (1967) y la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) de Medellín, Colombia, (1968) se convertirán en los documentos más revolucionarios que producen el Papado (Paulo VI) en el primer caso, y los obispos en el segundo.
Los documentos hablan de la Justicia y la Paz, cuestionan el imperialismo y los poderes económicos de la región.

"Medellín fue un especie de milagro. Hubo algunos obispos que no estaban de acuerdo, pero la tendencia era acompañar a los movimientos de liberación en sus luchas", sostuvo el escritor de "La Hegemonía de los Cruzados" (2011) y el" Movimiento Antiimperial de Jesús" (2004).

Muchos de esos curas fueron sancionados, suspendidos, excomulgados, perseguidos y más tarde engrosaron las listas de asesinados y desaparecidos.

"El Concilio había hecho una lectura de los Evangelios, y de los escritos del Nuevo Testamento, que rescataba las primeras comunidades de cristianos, y el proyecto liberador de Jesús".

En esas comunidades, dijo Dri, "no había jerarquía, no había sacerdocio, sí había roles (maestros, doctores). Los primeros grupos cristianos se reunían en asambleas. De hecho, el significado de "iglesia" del griego (eclesía) es "asamblea" y el concepto de Jesús de "poder" es "servicio" (diaconía), no "jerarquía" (arquía)".

El movimiento de sacerdotes para el Tercer Mundo, que tuvo su expresión máxima en 1968 en Medellín, desarrolló un compromiso con el pueblo que chocaba con los compromisos de las jerarquías de la iglesia argentina con los poderes económicos, políticos, e incluso militares, que recrudeció en la dictadura (1976-1983).

"Para Benedicto XVI, el actual Papa, el Concilio provocó el debilitamiento del poder de la iglesia católica, lo que desde su mirada es correcto: la iglesia perdió poder al abrirse como estructura" aclaró Dri, y añadió que "al hacerlo, el poder bajó a las bases".

Lo que se propuso este Papa, y antes Juan Pablo II -dijo Dri- "fue terminar con todo lo que había gestado el Concilio Vaticano II a través de la destrucción de los centros de formación de la Teología de la Liberación".

"No pueden decir que creen que el Concilio `se equivocó` pero lo piensan", afirmó Dri, quien destacó: "Para nosotros, la iglesia es la asamblea. Ahí donde nos reunimos, ahí es donde luchamos, ahí es donde resolvemos nuestros conflictos".

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