Sebastián Agostoni
"Buscamos solidez por un lado y compañía para Messi por el otro. Estamos transitando ese sendero. Y hoy lo conseguimos. Algunas veces seremos más conservadores y otras más ofensivos", adelantó el técnico nacional, Alejandro Sabella, en la conferencia de prensa que brindó luego del triunfo en el estadio Monumental de Núñez.
"Pero yo busco solidez porque es lo que me gusta que tengan mis equipos", remarcó. Y continuó: "Igualmente no puedo pasar por alto que cuento con el mejor jugador del mundo. Tengo que saber rodearlo".
"El 4-3-3 frente a Ecuador dio excelentes resultados por el esfuerzo que hicieron todos. Pero no creo que vayamos a jugar de la misma manera contra Brasil (el próximo sábado, en Nueva Jersey, en el que emplearía un 4-4-2, el esquema que más le gusta)", completó.
Con estas declaraciones, Sabella dejó bien claro su postura: el dibujo táctico se adaptará al adversario de turno, premisa que adoptó desde que asumió el cargo en septiembre del año pasado.
La intención de ser más ofensivo contra rivales accesibles y más conservador ante equipos de mayor jerárquía puede atentar contra la búsqueda de una identidad futbolística.
Argentina, único puntero de las Eliminatorias Sudamericanas con 10 puntos, jugó sus mejores encuentros oficiales rumbo a Brasil 2014 cuando apostó por el ataque.
En el debut ante Chile, el 7 de octubre de 2011 en Buenos Aires, goleó por 4 a 1; en la cuarta jornada frente a Colombia, el 15 de noviembre de 2011 en Barranquilla, ganó por 2 a 1; y anoche contra Ecuador, en la despedida -al menos hasta el 2013- del estadio Monumental, venció por 4 a 0.
En estos tres cotejos (salvó ante Colombia, donde cambió del 4-4-2 inicial al 4-3-3 en el entretiempo) jugó con más gente volcada al ataque y con los mejores interlocutores para Messi. Pero no con el dibujo que más le gusta a Sabella.
De hecho cuando fue a Venezuela, el 11 de octubre de 2011, cayó por 1 a 0 ante el equipo local, por la segunda fecha, y contra Bolivia, el 11 de noviembre de 2011, por la tercera jornada, no pasó de un pobre empate 1 a 1.
Entonces, Sabella piensa en cómo jugar bien con su 4-4-2 y sin dejar a la deriva a Messi. Rodearlo de mediocampistas con buen trato de pelota, sin perder marca y equilibrio. Y a la vez duda en el 4-3-3 porque si bien le brinda más fútbol, también lo descompensa en la mitad de la cancha.
Lo que mejor le cabe a este equipo para explotar sus virtudes es un 4-3-3 laxo. Es decir una línea de cuatro de defensores que a veces pase a ser de tres (con Ezequiel Garay y Federico Fernández, los dos centrales, más el retroceso de Javier Mascherano) y una línea de tres volantes que por momentos sea de cuatro (con Fernando Gago y Angel Di María, más las subidas por las bandas de Pablo Zabaleta y Clemente Rodríguez, los laterales).
Pero eso lleva tiempo de trabajo y a la vez una mayor ambición. Y habrá que ver si Sabella se anima a eso. En un principio, por sus declaraciones, no. Pero el tiempo -y más los rendimientos y los resultados- dirá.
Hoy el dilema está entre el brillo y el equilibrio. Y quizá las dos cosas puedan ir de la mano.