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El psicoanálisis cumplió su primera semana "En Terapia"


“En terapia”, la versión local de la tira que fue un suceso televisivo a nivel mundial, terminó en la noche del viernes su primera semana por Canal 7 y acercó, con Diego Peretti en la piel de un analista, una interesante mirada sobre la neurótica intimidad que sobrevuela las sesiones de psicoanálisis.
Ambientada en una de las ciudades con más psicólogos del mundo, la tira que completan Julieta Cardinali, Germán Palacios, Ailín Salas, Dolores Fonzi, Leonardo Sbaraglia y Norma Aleandro, tiene un envío diario y está estructurada a partir de la agenda del analista.
Así, la ficción que este sábado entre las 21 y las 23.30 ofrecerá una maratón de los primeros cinco capítulos, comenzó el lunes cuando Guillermo Montes (Peretti) recibe a Marina (Cardinali), una médica anestesista con problemas de pareja que aparece en el consultorio evidenciando una noche de resaca y llanto.
Acongojada por un ultimátum de su novio que la obliga a elegir entre el matrimonio o la nada, Marina termina confesándole a su terapeuta que está perdidamente enamorada de él.
“Te volviste el centro de mi vida”, le dice ella. “Pareciera ser otra manera de escaparte de la decisión que tenés que tomar. Yo soy tu analista, los límites son claros y evidentes, no soy una opción real”, contesta él.
El martes es el día de Gastón, un policía de élite del Grupo Especial de Operaciones Federales quien tras un error en un operativo en la Triple Frontera, mató a varios niños y mujeres.
“¿Acá hay reglas?"; "¿yo soy el cliente?”, pregunta mientras le explica a Montes que lo contactó a él luego de una búsqueda exhaustiva de referencias que lo validaran como el mejor psicoanalista de Buenos Aires.
“Acá decimos que el cliente nunca tiene la razón”, retruca Montes e incluso, le agregará que “a veces engaña o esconde cosas y el trabajo del analista es descubrir ese pozo negro donde se esconden esas cosas”.
Poco afecto a que le tuerzan el rumbo, Gastón intentará esquivar -de formas más o menos violentas- los embates verbales del analista, dispuesto a hurgar en sus lazos más primarios donde más adelante podría adivinarse cierta tendencia homosexual.
Los miércoles son de Clara (Salas), una adolescente con arranques suicidas, bailarina clásica, que se quebró ambos brazos en un dudoso accidente de tránsito.
“No vine acá a hablar de mí, vine porque necesito algo de vos”, comenzó -lapidaria- cuando Montes intentó indagar un poco sobre la relación con su madre y la danza.
Porque su intención es que Guillermo revierta un informe psicológico negativo de la aseguradora que niega el accidente como tal y que sugiere que fue la joven quien se tiró contra el coche. Ella, además, resulta ser una compañera de inglés de su hija.
En ese punto, el ciclo descorre el velo entre paciente y terapeuta, ese vínculo donde la intimidad de quien lleva la sesión adelante, jamás se juega dentro de la escena.
Es que no sólo se devela que Guillermo tiene una hija, sino que al comienzo se lo puede ver discutiendo acaloradamente con su esposa, Sabrina (Alejandra Flechner), sobre la educación de su hijo menor.
Siguiendo el almanaque, los jueves llegan Ana (Fonzi) y Martín (Sbaraglia), un matrimonio que llega al consultorio con un embarazo inesperado y la intención de resolver el dilema de si tenerlo o hacerse un aborto.
Es que luego de haberse sometido a cinco infructuosos años de fertilización asistida, Ana queda sorpresivamente embarazada y manifiesta sus dudas sobre tener o no ese bebé.
Y cuando el encuentro pareciera reducirse a una mujer que reprocha a su marido “no tener siquiera la posibilidad de dudar” y un hombre negado a que “se mate impunemente a su hijo”, Guillermo advierte la posibilidad de un problema más de fondo.
Enfurecido, Martín lo acorrala pidiéndole una respuesta: “Quiero saber lo que pensás, si aborto sí o aborto no”, lo increpa y luego de un forcejeo verbal, Guillermo remata: “Creo que deberían hacerse el aborto”.
Con un portazo que dio por terminada una extraña sesión, donde los límites del terapeuta aparecen corridos por algún impulso personal, el cuarto capítulo de “En terapia” terminó con un Guillermo desbordado pidiéndole a Lucía (Aleandro), su supervisora, un turno para el día siguiente.
“Te vine a ver porque necesitaba hablar con alguien, siento que estoy perdiendo la paciencia con mis pacientes, que estoy acortando los procesos”, le confiesa a su terapeuta que lo mira con cierto desconcierto porque no lo veía desde hacía diez años.
“A veces siento que si los pacientes miraran dentro mío saldrían corriendo”, agregó luego de contarle sobre Marina, la paciente que le confesó estar enamorada de él y dejar entrever -sin demasiada voluntad- que tiene problemas de pareja.
Y Lucía, al tiempo que le recuerda a él que su padre se fue de su casa con una paciente, decide cerrar la sesión con una previsión lapidaria: “Cuando el analista no puede manejar la transferencia erótica es que su matrimonio se está cayendo a pedazos”.
“En terapia” surgió de la ficción israelí "Be Tipul", que luego fue licenciada a 34 países del mundo, la serie que localmente adaptaron Maci y Esther Feldman, se popularizó en 2008 por su versión estadounidense emitida por HBO bajo el nombre de "In Treatment".

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