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EN LA MIRA


Sean Payton merece que lo despidan. Mickey Loomis también lo merece. El propietario de los New Orleans Saints, Tom Benson, debería considerar seriamente desechar a su entrenador en jefe y su gerente general por su estupidez y arrogancia, y por nada más.


AP
Loomis y Payton no detuvieron la conducta a tiempo
Tener un sistema de recompensas que financieramente condecoraba a los jugadores por sacar a sus rivales lastimados es menos ofensivo que la arrogancia que Loomis y Payton mostraron en no ponerle fin después de la primera investigación de la liga a principios del 2010. No tuvieron temor ni fueron influenciados por el pensamiento de ser expuestos haciendo algo que violaba las reglas de la NFL. Ellos dejaron que continuara el sistema de pagar por jugadas grandes.



Al no hacer nada, Payton y Loomis sellaron su aprobación sobre el programa y dijeron está bien salir y tratar de sacar a alguien, se tratara de Brett Favre, Kurt Warner o quien fuera, con golpes malintencionados, incluso tardíos.



De acuerdo con los reportes de la NFL, cuando Benson instruyó a Loomis, a principios de esta última temporada, que se asegurara que cualquier programa de recompensa fuera eliminado inmediatamente, Loomis no siguió las instrucciones de Benson. "De igual manera, cuando las acusaciones iniciales fueron discutidas con el Sr. Loomis, en el 2010" continuó el reporte, "él negó todo conocimiento de un programa de recompensa y prometió que se aseguraría que ese tipo de programa no era parte de la organización. No hay evidencia de que el Sr. Loomis tomara alguna medida efectiva para detener esas prácticas".



Si el reporte de la NFL es verdadero, Loomis desafió una orden directa de su propietario. Eso es motivo para ser despedido.



Y Payton no lució mejor.



En la evidencia dada a conocer este viernes después del mediodía, la NFL dijo que Payton "no era un participante directo en la recaudación o administración del programa", pero también dijo que "fue consciente de las acusaciones, no hizo ninguna investigación detallada, o por el contrario buscó enterarse de los hechos, y fracasó en detener el programa de recompensas. Nunca instruyó a sus entrenadores asistentes o jugadores que dicho programa era incorrecto y no podía continuar".



Payton lo sabía, y no hizo nada. Loomis lo sabía, y no hizo nada. Hubieran tenido razón si ellos no aprobaban un sistema de recompensas, lo hubiesen detenido. Al no detenerlo, lo intensificaron.



Y eso fue estúpido.



El comisionado de la NFL, Roger Goodell, ha hecho de la seguridad de los jugadores una de sus prioridades, y por una buena razón. Las investigaciones continúan mostrando que más y más jugadores están sufriendo daño cerebral como resultado de las conmociones cerebrales mientras jugaban fútbol americano. Las demandas en contra de la NFL, incluyendo la de homicidio culposo presentada recientemente por la familia de Dave Duerson, el ex jugador de los Chicago Bears que se suicidó el año pasado, sólo continuarán acumulándose, sobre todo si la familia de Duerson es favorecida.



Goodell ha ido más allá en legislar en contra de los golpes fuertes y jugar sucio, al pasar las últimas temporadas imponiendo importantes multas sobre los jugadores. No puedes golpear a un receptor indefenso. No puedes atacar con la cabeza. Pregúntenle a cualquier jugador defensivo. Ellos les dirán que Goodell está tratando de cambiar el fútbol americano, y no necesariamente para bien. Y, la mayoría de ellos les dirán que las multas de Goodell han funcionado.



Es inconcebible, en virtud de lo grande que es el problema de la seguridad de los jugadores, para Peyton y Loomis no reconocer el cambio de atmósfera que ha ocurrido en la NFL. Los jugadores defensivos se quejan cada semana acerca de las multas. Ellos apelan. Sus apelaciones por lo regular son denegadas. Y ellos protestan, se quejan y expresan su descontento.



Así que la supuesta implementación de un sistema de recompensas en esta época es una locura. Esta no es la década de 1980 ni 1990. Esta es la época de Goodell, en la cual importa la protección. Sabemos acerca de la Encefalopatía Traumática Crónica (CTE) y sabemos que Duerson se disparó, específicamente en el pecho, al parecer los médicos podrían disecar su cerebro y avanzar en la conversación acerca de los peligros de este deporte.



Tolerar un sistema en el que se le paga a un jugador 1,500 dólares por "fulminar" y 1,000 dólares por un golpe que resulte en que el jugador deberá ser sacado del campo en el carrito, es el colmo de la arrogancia.



El sistema de recompensas está mal, pero esto es fútbol americano. Es un deporte feo. No ocurren cosas buenas en las pilas de jugadores tacleando. Se pican los ojos, se tuercen partes del cuerpo. Si no quieren saber, no vean tan de cerca. Este juego es violento y desagradable, y aquellos jugadores que tienen éxito, lo hacen a través del dolor y la intimidación.



Pero, pensar que las reglas no se aplican en ti, que de alguna manera eres mejor que los otros 31 equipos, entrenadores y gerencias, para mí es peor.



Eso se ha convertido en el sello de los Saints bajo la dirección de Payton y Loomis. Ellos se han ganado la reputación de hacer lo que quieren hacer. El martes anterior a su victoria de Super Bowl, los Saints llegaron a propósito una hora tarde al día de medios. Eso nunca antes había ocurrido. La NFL tiene una conferencia de prensa anual, el día después del Super Bowl, con el entrenador en jefe ganador y el Jugador Más Valioso, y Payton tuvo que ser forzado a ir.



Las reglas son las reglas, sin embargo los Saints a menudo actúan como si las reglas no les fueran aplicables.



Goodell dictará sentencia pronto, y el sentimiento que prevalece es que su castigo será más severo que el aplicado a los New England Patriots por el 'Spygate' en el 2007. En aquel entonces, Goodell multó a los Patriots con 250,000 dólares y a Bill Belichick con 500,000 dólares, y le retiró al equipo la primera selección global del draft. Esto podría incluir múltiples selecciones de draft y posibles suspensiones, porque a los Saints se les pidió que se detuvieran y no lo hicieron.



Eso es lo que hace a su ofensiva tan engreída. Y esa arrogancia en pensar que las reglas no les son aplicables, y la estupidez en no entender las circunstancias de la NFL en el 2012, son el por qué Benson debería considerar despedir a su entrenador en jefe y su gerente general y comenzar de nuevo.

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