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LOS SECRETOS PARA LLEVAR AL HOMBRE A LA CAMA..ALESSANDRA RAMPOLLA

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Alessandra Rampolla (37), la sexóloga más famosa, estuvo de paso por nuestro país para presentar su nuevo libro, “Sexo, ¡¿Y ahora qué digo?!” (Edit. Sudamericana), una guía pensada para ayudar a los padres a abordar las inquietudes de sus hijos.
Y sí, admitámoslo, ¿quién no se detuvo alguna madrugada frente al televisor a esperar que esta mujer de acento centroamericano y títeres de peluche con forma de vulva en la mano, contara algo nuevo sobre sexo? Definitivamente, Alessandra Rampolla (37), la sexóloga más famosa en estas latitudes siempre tiene algo nuevo para decir. Esta vez, estuvo de paso por nuestro país para presentar su nuevo libro, “Sexo, ¡¿Y ahora qué digo?!” (Edit. Sudamericana), una guía pensada para ayudar a los padres a abordar las inquietudes de sus hijos. Este es su tercer libro, que viene a sumarse a “Sexo, ¿¡Y ahora qué hago?!” (2006) y “La diosa erótica” (2008), publicaciones en las que Alessandra, que estudió educación sexual y erotología en el Institute for Advanced Study of Human Sexuality, en San Francisco (Estados Unidos), después de graduarse en literatura francesa, derriba mitos y ahonda en consejos y tips para lograr una sexualidad cada vez más plena cualquiera sea la situación afectiva y el momento de la vida que se esté transitando. Porque el sexo –insiste ella–, a pesar de que muchas veces se lo descuida en nombre de la rutina cotidiana, debería a ser un asunto prioritario. “A veces, muchas mujeres dicen y piensan que el sexo no es tan importante hasta que lamentablemente entran en crisis con sus parejas. Claramente, el buen sexo no te garantiza una buena relación de pareja, porque podés tener múltiples orgasmos o una química increíble, pero si no se respetan fuera de la cama o no son considerados el uno con el otro, la relación no sirve. Pero te aseguro que si se da todo el resto y no hay buena cama, no va a funcionar. En definitiva, el sexo es importante y tiene que estar integrado a la vida amorosa. Es fundamental para sentirse conectado con el otro y a veces ayuda a describir sensaciones que no se pueden transmitir con palabras”, comparte y enseguida enumera entusiasmada alguna de las bondades de la intimidad sexual. “Logra que aumente la autoestima, permite que te relajes, que te sientas plena y querida. Además, te carga las pilas: mantener una buena vida sexual hace que estés mejor predispuesta para bregar con las presiones laborales”.
Justamente, la falta de tiempo frente a los obligaciones cotidianas parecería ser la principal razón por la que muchas veces el sexo en la pareja se descuida, especialmente en las de larga data… Sí, pero si te importa la pareja tenés que reforzar las prioridades y tomar la decisión de dedicarle los momentos necesarios al amor. Y en el caso de parejas de muchos años, el gran problema es que se ponen vagas con el paso del tiempo.
¿Creés que es posible mantener la intensidad del deseo sexual toda la vida con la misma persona? ¡Claro que se puede! Pero hay que hacer un gran sacrificio. Obviamente, hay que entender que la intensidad no va a ser siempre la misma: la vida sexual, al igual que ocurre con otros aspectos de la pareja, va a pasar por distintas fases. Son etapas.
La frecuencia también baja… Sí, y hay que tratar de que si baja la frecuencia la calidad sea buena, si no empiezan los problemas. Y no existe una frecuencia universal: es la cifra con la que ambas personas se sienten a gusto. Es importante igualar criterios y para eso hay que hablar, algo fundamental para estar bien: cuando las parejas empiezan a salir dedican muchísimo tiempo al diálogo sexual, pero después, cuando pasan a la acción, dejan de hacerlo. Y es ahí precisamente cuando hay que continuar la conversación y contarle al otro qué es lo que te erotiza en ese momento de su vida. No hay que charlar durante el sexo, porque es muy poco erótico, pero sí después, en momentos cotidianos y desacartonadamente.
¿Cómo somos las argentinas en la cama, open mind o más bien conservadoras?Me parece que hay una buena predisposición mental para ser más abiertas, pero todavía les cuesta animarse al propio placer. Persiste un poco la necesidad de hacer por el otro, más que pensando en nosotras mismas. En la cama no son tan osadas como les gustaría o no se animan a pedir lo que necesitan.
Por ejemplo, solemos elegir la lencería en función de lo que sabemos o creemos que ellos quieren… Exactamente, cuando debería ser una opción personal y tiene que estar pensada en función de la necesidad de sentirte sexy. Y no pasa por los kilos de más o de menos. A veces una mujer cree que estando flaca va a sentirse más linda y no siempre es así. Tiene que ver con algo interno. A mí me pasa todo el tiempo, a veces estoy en mi casa, en pijama y sin un gramo de maquillaje y me siento la mujer más atractiva del mundo.
¿Y qué hacés en esos días en los que no te sentís tan deseable? Hay que esforzarse por sentirse sensual. Algunas mujeres lo logran con la lencería, otras poniéndose labial o un par de tacos. Todo vale, pero si hacés un esfuerzo por sentirte linda probablemente vas a sentirte más cómoda y libre sexualmente. Si encima la ropa interior que te pusiste coincide con lo que le gusta a tu pareja, fantástico. La lencería funciona muy bien porque ellos son muy visuales, pero también es importante que ellos se cuiden. Como dice una amiga, ‘¡pónganse media pila, muchachos!: ese calzón roto no va…’. Es importante que el hombre también haga un esfuerzo por estar bien para nosotras: bañarse, lavarse los dientes y sacarse las medias… ¡como mínimo!
ENAMORADA. Rampolla se dejó ver paseando por las calles porteñas con su nuevo amor, Bobby Connely Nadal (25), técnico en sonido y productor de música puertorriqueño, doce años menor que ella. Un romance que llegó a su vida en mayo de este año tras el divorcio en 2010 con John Hernández (también músico, morocho y puertorriqueño, pero de 39 años). Ruptura que dio que hablar, porque llegó después de que la “gurú del sexo” adelgazara más de 38 kilos tras someterse a una cirugía bariátrica en 2008, en busca de un “cuerpo saludable” y más afín a su deseo de ser madre. Un objetivo que reitera ahora en esta charla íntima con Para Ti. “Yo bajé de peso porque quería ser mamá, pero en el camino nos dimos cuenta de que la pareja no era lo que esperábamos. Por eso decidimos terminar antes de empezar a odiarnos, como les pasa a muchas parejas que terminan la relación teniéndose asco mutuamente y tan hartas que no quieren ni escuchar el nombre del otro”.
¿Seguís con el proyecto de ser madre?, ¿te estás cuidando? No busco ni evito: estoy viviendo. Obviamente, es un tema que ya está más que hablado con Bobby.
¿Por qué creés que tu divorcio generó tantos rumores? Aparecieron comentarios del tipo: “claro, ahora que está flaca va a aprovechar la soltería”… Sí, fue terrible. A mucha gente le cuesta entender que yo siempre disfruté de mi cuerpo, antes, cuando era obesa, y ahora. Pero ese tipo de pensamiento es consecuencia de la importancia que se le da a la delgadez en cada país. En Argentina se comentó mucho porque hay demasiada presión sobre la imagen, una gran obsesión con el tema. En Puerto Rico, la mujer linda es la que está bien arreglada y en Argentina es la flaca. Acá hay mujeres hermosísimas, pero que no se arreglan. No lo entiendo. Yo no voy al supermercado sin ponerme labial o rubor. La feminidad en mi país pasa por ahí.
¿Estás contenta con el peso que lograste ahora? Sí, bajé entre 35 y 40 kilos y ahí me mantengo. Depende del momento del mes en el que esté, o si estoy reteniendo líquido porque comí con mucha sal. Se me nota enseguida.
Pero a pesar de la cirugía, te cuidás con las comidas… No, y es por eso que con la cirugía que me hice no bajé más de peso. Yo quería estar en un peso saludable, pero no privarme del maravilloso placer que me da la comida. Me encanta comer, es algo social que tiene que ver con el hecho de compartir. Me encantan el vino y los postres –me los como todos–. Obviamente, ahora soy más consciente del tamaño de las porciones porque la cirugía no me permite comer tanto como antes y estoy más atenta a mi nutrición. Después de una operación de este tipo, el cuerpo no puede absorber los nutrientes como antes, tampoco puedo comer comida chatarra todo el tiempo. Además, tomo suplementos vitamínicos diariamente.
Ahora tengo que preguntar: ¿qué pasa que las mujeres estamos mirando al sub 20? Me parece que hay una cierta moda, pero no entiendo por qué llama la atención si los hombres toda la vida han salido con mujeres más chicas; entonces, ¿por qué no puede ser al revés? Es un prejuicio total.
Quizás tiene que ver con el supuesto –muy instalado socialmente– de que la mujer valora la inteligencia o la madurez del hombre, mientras que ellos ponen el acento en lo físico… ¿Y quién dijo que un hombre de 25 no es inteligente? Se trata de encontrar a un hombre con el que haya química y con el que te sientas a gusto, no importa en qué tipo de paquete se presente. Para mí fue una sorpresa, nunca había salido con alguien menor 
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