El primer y único debate vice presidencial en el camino hacia la Casa Blanca ofreció un encuentro dinámico y confrontativo entre Joe Biden y su rival republicano, Paul Ryan.
En la contienda, Biden estuvo encendido y conectado frente a su rival, mientras que Ryan mantuvo una postura constante y de contraataque frente a las continuas críticas a las propuestas de la fórmula opositora.
Buscando cumplir con el objetivo de renergizar a los votantes demócratas luego de la pobre actuación que tuvo la última semana el actual mandatario Barack Obama en el debate presidencial, Joe Biden tomó desde un inicio el control para mantenerlo, prácticamente, durante los 90 minutos que duró el debate.
Así, con casi cuatro décadas ejerciendo dentro de la vida política estadounidense y con la experiencia adquirida en más de veinte de debates a lo largo de su carrera, el candidato demócrata a la reelección no dejó tema fuera de la discusión y se mostró cómodo, agresivo e incluso interrumpiendo repetidas veces los comentarios de su contrincante.
Por su parte, Paul Ryan, atravesó airoso el primer debate de su carrera política, con una posición constante durante la hora y media en la que tuvo que defender los ataques a la fórmula que integra con el candidato presidencial Mitt Romney y en la que también encontró espacios para golpear a Biden.
Reunidos en el Centre College en Danville, Kentucky, para hablar sobre asuntos domésticos y de relaciones exteriores, ambos postulantes arribaron preparados para enfrentar sus puntos débiles, que justamente eran los fuertes del otro.
Experto en números y presidente del poderoso Comité de Presupuesto de la cámara Baja del congreso, Ryan se tomó su tiempo para responder y afrontar la primer prueba apenas abierto el debate que comenzó con preguntas sobre temas sensibles como Libia o Irán, encontrando además los momentos para atacar las políticas adoptadas por la actual administración en materia de asuntos exteriores.
Con más de diez años frente del Comité de Relaciones Exteriores, Joe
Biden respondió seguro a cada uno de los puntos, llevando sutilmente la atención a los éxitos de su gobierno y sonriendo, hasta casi excesivamente, a las acusaciones.
A la hora de abordar la economía, en cambio, Biden sorprendió con un rol agresivo y con una postura de enojo por momentos, frente a los dichos e iniciativas de la oposición y poniendo sobre la mesa, en reiteradas oportunidades durante la noche, los escandalosos dichos de Mitt Romney sobre que el 47 por ciento de la población es dependiente del gobierno.
Mientras tanto, el congresista de 42 años, conocido por ser el ideólogo de un discutido y severo plan para reducir el déficit y acostumbrado a enfrentarse y responder ante estos tópicos, respondió devolviendo sonrisas, a la vez que, tal como lo hizo en todo el encuentro, tomaba agua de un vaso que tenía a un costado.
Las marcadas y distintas posturas adoptadas entre los postulantes en el único enfrentamiento cara a cara que tendrán hasta las elecciones del 6 de noviembre, tuvieron un resultado dividido en los millones de televidentes que los siguieron desde sus casas.
Así, a pesar de que la noche arrojó un buen resultado para los demócratas tras el traspié inicial en el primer debate presidencial, ni toda la experiencia de Biden en temas nacionales e internacionales ni los 27 años de diferencia entre uno y otro, fueron suficientes para lograr una victoria clara.
Según un sondeo realizado momentos después de finalizado el debate por la cadena CNN, el joven diputado de Wisconsin fue quien ganó el duelo por el 48 por ciento, contra el 44 obtenido por el ex senador de Delaware.
El próximo martes, Barack Obama tendrá una nueva oportunidad para redoblar la apuesta en el segundo debate que lo enfrentará a Mitt Romney en Hempstead, Nueva York, el cual tendrá el formato preferido del mandatario: el de “town hall” donde los miembros del público son los encargados de pregutar.