Techos verdes y jardines verticales en fachadas y terrazas de edificios, reflejan en cada vez más ciudades del mundo la necesidad de ganarle terreno al cemento y aprovechar superficies subutilizadas para hacer de la vida urbana, una opción ecológica y sustentable, sostienen emprendedores egresados de Agronomía de la UBA.
Alemania fue pionera en Europa y en Latinoamérica, el movimiento llamado "naturación urbana" tuvo eco primero en México y en Brasil.
En Argentina, las primeras experiencias se hicieron en Rosario y en el barrio de Retiro, en Buenos Aires.
"Los techos y superficies verticales en edificios son espacios poco tradicionales para las plantas, pero ofrecen una buena oportunidad para implantar naturaleza en las ciudades", sostuvo Emiliana Sánchez, agrónoma, que trabaja en el proyecto junto a su colega Cinthia Quinto y a Aníbal Magno, de la carrera de gestión ambiental.
La idea cobró fuerza en IncUBAgro, un espacio universitario que ayuda a "incubar" emprendimientos a estudiantes y graduados de la Facultad de Agronomía (FAUBA).
En este caso, el proyecto fue apoyado por su carácter innovador, aunque la tendencia ya existe en grandes ciudades de Europa y América, donde "techos verdes y jardines verticales" son algunas de las expresiones más representativas de esta corriente que también "se está instalando en la Argentina", según IncUBAgro.
"Mientras hacía un curso de mantenimiento y diseño de jardines FAUBA, escuché que se estaban realizando las primeras experiencias sobre este tema en el país. Nos interesó y comenzamos a trabajar la idea", dijo Quinto.
Para los impulsores de "naturación urbana" no hace falta alejarse de la urbanización para conectarse con el aire libre y la naturaleza: "sólo basta con subir a la terraza -cubierta por una membrana especial, varios centímetros de tierra y plantas, claro está-".
"Proponemos una urbanización sostenible, más amigable con el ambiente", dijo Emiliana Sánchez, quien se dedica a difundir la "naturación urbana" en Buenos Aires, una práctica que tiene poco desarrollo local, pero que en otros países ya cuenta con experiencias exitosas.
Bajo el nombre de InaWasi ("casa silvestre" en lengua quechua), el proyecto busca "mejorar la calidad de vida de las personas", aseguran las emprendedores.
"Tenemos más desarrollado el proyecto de techos verdes que el de jardines verticales, que se realizan con una estructura de bolsillos, que se llenan con tierra y plantas y se les aplica un sistema de riego por goteo", detalló Sánchez.
Tanto los jardines verticales como los techos verdes "permiten reducir la temperatura del edificio en verano, y ayudan a disminuir el consumo eléctrico y las emisiones de gases de efecto invernadero", aseguraron las emprendedoras.
También, apuntó Sánchez, "mejoran la calidad del aire y retrasan el escurrimiento del agua de lluvia".
En países como Bélgica, Alemania, Canadá y México estas experiencias que avanzan sobre otros espacios más allá de los habitualmente reservados para la naturaleza en la ciudad como parques, jardines y arbolados.
"El objetivo, explicó Sánchez, es mejorar la calidad de vida de las personas y amigar al cemento con el ambiente".
Recientemente el proyecto fue seleccionado para integrar una red de jóvenes emprendedores de proyectos orientados a mejoran el medio ambiente.
La posibilidad de integrar una red de emprendedores, explicaron las agrónomas "les permite intercambiar experiencias e ideas con emprendedores de China que hacen techos verdes en Shangai, y con otros de Colombia, que dirigen un centro de arquitectura sostenible".