El primer ministro británico, David Cameron, y el ministro principal escocés, Alex Salmond, firmaron en Edimburgo el acuerdo por el cual Escocia realizará en el 2014 un histórico referendo para decidir si se separa del Reino Unido.
En la negociación entre ambas partes se resolvió que la consulta tenga una sola pregunta sobre si se desea la independencia, y con dos posibles respuestas “sí” o “no”.
El Partido Nacionalista Escocés (SNP) tuvo que ceder su deseo de realizar una segunda pregunta que hacía hincapié en una “independencia a medias”, sin separarse del Reino Unido, pero con una mayor autonomía de poder.
A cambio, obtuvo la aprobación de Londres para que los jóvenes de 16 y 17 años, a prori, con mayores deseos independentistas, también voten en la consulta prevista para el otoño boreal.
Cameron y Salmond se reunieron durante dos horas en la sede del gobierno escocés, firmaron el documento que establece el marco del plebiscito y estrecharon las manos para los fotógrafos presentes.
El primer ministro británico aprovechó su estada en Escocia para visitar un buque de guerra en construcción, en un esfuerzo por remarcar los miles de millones de libras que invierte el gobierno central en Westminster.
A través de un comunicado, comentó que se “abre un capítulo importante en la historia de Escocia” y que en estos años se dedicará a exhibir los “argumentos a favor del Reino Unido”.
Los sectores separatistas adelantaron que tienen deseo de mantener la monarquía, la libra como moneda y su participación en grandes bloques continentales como la Unión Europea y la Organización del Tratado Atlántico Norte.
En momentos en que Londres lleva adelante recortes y ajustes, basarán su campaña en que la autonomía permitirá utilizar los recursos propios con otras prioridades.
Por ejemplo, el SNP se opone al gasto de mil millones de libras en Trident, un sistema de defensa con submarinos nucleares, y explicaron que esa plata se puede usar para asistencia social.
Por su parte, los grandes partidos nacionales británicos, los conservadores, laboristas y liberales demócratas, dedicarán su propaganda unionista en el beneficio que significaría para los escoceses mantenerse en uno de los Estados más poderosos del mundo.
Escocia está unida al Reino Unido a través de la llamada Acta de Unión con Inglaterra de 1707.
Por eso, el ministro británico para Escocia, Michael Moore, dijo que el referendo le permitirá a la gente "tomar la decisión más importante en Escocia en 300 años".