l film policial obtuvo seis galardones, entre ellos el de mejor película y mejor director
"No habrá paz para los malvados", el thriller de Enrique Urbizu protagonizado por José Coronado, se alzó en Madrid como vencedora de una 26º edición de los Premios Goya en la que los galardones más importantes del cine español estuvieron muy repartidos.
Urbizu y su film se impusieron a Pedro Almodóvar y "La piel que habito", que por número de nominaciones, 16, partía como favorita. Pero al final, el thriller del director vasco, que partía con 14, se convirtió en protagonista de la noche con el premio a la mejor película y otros cinco: mejor director, actor (Coronado), guión original, sonido y montaje.
El film aborda las peripecias del inspector de policía Santos Trinidad (Coronado), un personaje tan deleznable como magnético, que está involucrado en un triple asesinato y acaba desenmascarando a una red de terroristas islamistas. Se enmarca en el Madrid actual, pero la cámara de Urbizu se desliza por su parte más sórdida y oscura, retratando un mundo de drogas, terrorismo y miserias humanas.
Urbizu ("La caja 507", "La vida mancha") era hasta hoy uno de los "olvidados" por la Academia del Cine español. "No habrá paz para los malvados" supuso su regreso al largometraje tras ocho años de silencio cinematográfico, y el regreso valió la pena, aunque él asegurara que este thriller no era su película favorita.
Toda moneda tiene sus dos caras. Y el triunfo de esta película inspirada en la trama que envolvió a los atentados del 11-M en Madrid supuso un golpe para Almodóvar en una edición de los Goya a la que el director manchego acudía reconciliado, por fin, con la Academia del Cine español, de la que se apartó por un periodo largo por no sentirse reconocido por los suyos mientras el mundo se rendía a sus películas.
Almodóvar, sentado en primera fila y con anteojos de sol durante la gala, no pudo ganar su tercer Goya a la mejor dirección ni el cuarto a la mejor película, tras "Mujeres al borde de un ataque de nervios", "Todo sobre mi madre" y "Volver".
"La piel que habito" se fue a casa con cuatro galardones. El más importante de ellos se lo llevó Elena Anaya por su gran y compleja interpretación de víctima de un cirujano despiadado, Antonio Banderas, que tampoco en esta ocasión, acompañado a la gala por su mujer, Melanie Griffith, logró hacerse con su primer Goya.
La película de terror psicológico del director manchego le dio el lugar al mejor actor revelación a Jan Cornet, otra de las víctimas de la historia. Y sumó el décimo Goya en la carrera del compositor Alberto Iglesias, autor de la música original de la película. El cuarto reconocimiento fue por el maquillaje y la peluquería.
"No he derrotado a nadie y no me parece bien que se hable de un duelo entre Almodóvar y yo. Éramos cuatro candidatos, cuatro buenas películas y me han elegido a mí", dijo Urbizu acabada la ceremonia. Una gala en la que la presentadora, Eva Hache, despertó risas y sonrisas con un humor inteligente y agudo que permitió al cine español reírse de sí mismo por momentos.
Junto a la película de Urbizu y la de Almodóvar, otras tres partían con un buen número de nominaciones para esta ceremonia y entre ellas se repartieron la torta.
"Blackthorn. Sin destino", el western con el que Mateo Gil, eterno guionista de Alejandro Amenábar, volvió a colocarse detrás de la cámara para abordar la figura de Butch Cassidy, muerto en Bolivia en 1908 y a quien devuelve a la vida bajo una identidad falsa 20 años después, se llevó cuatro Premios Goya: dirección artística, de fotografía, de producción y diseño de vestuario.
"La voz dormida", la adaptación que Benito Zambrano hizo del drama de posguerra escrito por Dulce Chacón, encumbró a María León con el Goya a la mejor actriz revelación por un papel de hermana de presa republicana que le valió ya antes la Concha de Plata en San Sebastián. Ana Wagener se llevó el galardón a la mejor actriz de reparto. Y la película obtuvo también el Goya a la mejor canción original.
Tres fue también el número de premios con los que se hizo "Eva", el film futurista de Kike Maíllo, que dio al realizador, uno de los más emocionados de la noche, el Goya al mejor director novel. Se llevó también el de mejor actor de reparto (Lluís Homar) y el de efectos especiales.