
La Academia perdió 2-1 a pesar de jugar casi todo el partido con un hombre de más. Teo Gutiérrez marcó de penal y en el final se hizo expulsar. Se fue silbado. Chávez y López anotaron para el Taladro.
La única verdad es la realidad. Racing se creyó una película que tenía un guión que prometía, pero los protagonistas no responden a la expectativa y el sueño empieza a convertirse en una pesadilla. El equipo del Coco Basile perdió 2-1 con Banfield y quedó lejos de la punta, cuando apenas se llevan disputadas tres fechas.
El partido fue una síntesis de lo que le ocurre a Racing. Porque las condiciones estaban dadas para una tarde positiva ya que a los 3 minutos ganaba con un gol de Teófilo Gutiérrez de penal por una falta clara a Gabriel Hauche.
Pero el equipo no supo sostener la ventaja y en la primera réplica de Banfield, Cahais le convirtió una falta infantil a Chávez (un gran delantero para tener en cuenta), quien anotó el empate tras capturar el rebote del penal desviado por Saja a Lucchetti.
La Academia tampoco pudo capitalizar la superioridad numérica que gozó durante casi todo el partido. Bustamente vio la doble amarilla y dejó al Taladro con diez hombres. El equipo de Da Silva se refugió para pasar el temblor y ordenar las piezas en el entretiempo.
La segunda parte se cargó de nervios e intrascendencia. Mientras Banfield defendió su negocio, Racing se repitió en la individualidad de Gio Moreno y las peleas de Teo Gutiérrez. Los colombianos llegaron como la salvación del equipo y fueron elevados demasiado rápido a la categoría de figuras. Pero el tiempo y las frustraciones ya los bajó a un nivel terrenal.
Racing hizo malabares en el verano para retener a Gutiérrez. Pero el colombiano sigue más preocupado en entreverarse con los rivales que demostrar sus verdaderas condiciones, que hasta ahora aparecieron e cuentagotas. Otra acción infantil de Teo, quien quitó la pelota de las manos de Lucchetti cuando el arquero se aprestaba a despejar, terminó en su expulsión y el cántico en su apoyo del inicio se transformó en silbidos.
Para colmo, en la última jugada, apareció Rodrígo López para demostrar que sabe bastante en el área y anticipó a todos para marcar el 2-1 de Banfield. Así terminó el partido, con la gente de Racing descargando su bronca con el equipo, porque esta vez el chivo expiatorio es un prócer como Alfio Basile.